

SOJA: EN EL NOA LA PLAGA A VENCER ES EL PICUDO NEGRO
12/oct/2009
Una característica distintiva de esta especie es que tanto los adultos como las larvas producen daños al cultivo.
Por: Ing. Ramiro Moreno
El Picudo Negro “Rhyssomatus subtilis”, es un coleóptero de la familia de los "Curculionidae", compuesta por unas 47.000 espacies; se trata de una plaga emergente en el cultivo de soja, especialmente en el NOA. En las últimas cuatro campañas fue observado e en nuestro país, atacando brotes tiernos en el estado vegetativo y, vainas en la faz reproductiva del cultivo; las apariciones tuvieron lugar en Rosario de la Frontera, Salta, 7 de Abril, Tucumán, y en Santiago del Estero en La Fragua y Nueva Esperanza.
El picudo negro, como los demás curculionidae, tiene comportamientos fitófagos, la primera aparición en territorio nacional data del ciclo agrícola 2005/2006, detectándose la presencia en las proximidades de La Fragua. A la campaña siguiente hizo su ingreso en Rosario de la Frontera, en tanto que durante 2007/2008 se mostró en la zona de La Nueva Esperanza y 7 de abril.
Los adultos tienen una longitud aproximada a los 5 mm, por la mitad de espesor, siendo su cuerpo de forma oval, de color pardo oscuro a negro. Su cabeza es pequeña, curvada y punteada, al igual que el tórax. El complejo de “picudos” representa un problema preocupante para la evolución de la oleaginosa; la intranquilidad se debe fundamentalmente a tres factores:
• Exiguo conocimiento biológico de las especies implicadas
• Elevado potencial de daño.
• Complejos hábitos de vida, (lo que entorpece tanto su estudio, como el control)
Dentro del trabajo que ejerce el picudo negro en los sembrados de soja, cabe expresar que en el período reproductivo de la planta, las hembras oviponen en el interior de las vainas de soja y las larvas, al nacer, se alimentan de los granos verdes. También se pueden apreciar postura de huevos en tallos y ramificaciones de las plantas. Una característica distintiva de esta especie es que tanto los adultos como las larvas producen daños al cultivo. El franco detrimento de las larvas sobre los granos ocasiona pérdidas en la producción, gravitando negativamente en el rendimiento de los sembrados.
Como mencioné anteriormente, al tratarse de una plaga sobre la que no hay demasiado antecedentes, por ende se carece de información que posibilite esgrimir metodologías y, proyectar tácticas para prescribir el manejo, como así también el control. En virtud de ello, investigadores de la Sección Zoología Agrícola de la EEAOC, se han abocado a practicar estudios, a los efectos de poder comprobar el ciclo biológico y la dinámica de emergencia; dentro de los objetivos de los científicos, prevalecen estar al tanto y profundizar los aspectos biológicos principales, que faciliten un manejo eficiente del Rhyssomatus subtilis, en el marco de un programa de manejo integrado.
En la campaña pasada, en seguimientos realizados en Rosario de la Frontera, se pudo advertir que el comienzo de emergencia de los adultos del suelo en los primeros días de noviembre. Posteriormente se verificaron picos de emergencia, invariablemente ocurridos a escasos días de lluvias de cierta magnitud; estos tuvieron lugar en la primera quincena de enero, sobre el epílogo del mismo mes y, al promediar febrero, tras esas eclosiones la incidencia decreció, hasta concluir en mediados de marzo.
En la campaña precedente, el picudo negro se divisó cuando la soja se encontraba en los primeros estadios vegetativo, el tratamiento practicado a la simiente con cuaresmillas insecticidas no resultó efectivo para frenarlo, situación que exigió a los productores a recurrir a a pulverizaciones folilares, buscando reducir la incidencia de la plaga. Los ataques no fueron exclusivos del Rhyssomatus subtilis, sino que las dificultades surgen en varios casos por el llamado “complejo de picudos”, observándose el picudo grande “Sternechus subsignatus” y picudo chico “Promecops carinicollis”
Por las razones descriptas, los sistemas de control empleados no han resultado todo lo efectivo que la agresividad de la plaga requiere. En virtud de las incertidumbres que aún imperan, a los recursos utilizados hasta el presente: cuaresmillas e insecticidas foliares, una práctica que debe emplearse es la rotación con gramíneas, familias de planta que no ofician de hospedaje para los picudos.