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Pasturas y Forrajes
 
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Imprimir esta páginaEnviar este artículo por E-mail, a un AmigoEL SILO DE MAIZ COMO BASE DE ALIMENTACIÓN DEL GANADO LECHERO
14/jul/2009

Los silos constituyen un recurso muy apreciado en la ganadería, puesto que permiten almacenar pasto cuando este abunda y ser utilizado cuando falta, pero donde obtiene su máxima relevancia es en la producción de leche

Por: José Pedro Rinaudo

Conservar forrajes es un técnica de importancia estratégica que en años secos, como el pasado y presente, cobran en plenitud su verdadera dimensión. Esta práctica que en tiempos modernos se hizo más habitual a partir de la aparición de maquinarias de acción múltiple, la que en forma simultánea corta, pica y carga, con una capacidad de 40 a 60 TT por hora. No obstante el primer antecedente es de vieja data, en 1875 en los Estados Unidos se habría confeccionado el primer silo de maíz.

El silo de forraje puede hacerse en base a diferentes cultivos; sorgos graníferos y forrajeros, moha, mijo y soja, pero el más preciado es sin duda el de maíz, valoración que surge por el volumen a obtener, pero fundamentalmente por la calidad del pasto a conservar.

Los silos constituyen un recurso muy apreciado en la ganadería, puesto que permiten almacenar pasto cuando este abunda y ser utilizado cuando falta, pero donde obtiene su máxima relevancia es en la producción de leche; en los tiempos que corren no tendrían que faltar en ningún tambo, pues por las exigencias y particularidades de este tipo de explotación, allí se tornan imprescindible; al punto de haberse transformado en uno de los componentes substanciales en el sistema lechero de producción.

A los efectos de lograr los mejores resultados, es relevante conocer la incidencia que tiene en el ensilaje, el proceso de fermentación en la composición y valor nutritivo de la planta para así restringir las perdidas.

El silo de maíz se destaca por ser un producto con alto compuesto energético, pero de bajo contenido proteico y mineral. Atento a ello los criaderos han intentado incrementar el tenor de proteína mediante mejoramiento, sin haber logrado avanzar demasiado. También se ha recurrido al uso fertilizantes nitrogenados, allí los progresos obtenidos no compensaron los costos del N. En razón de ello, las correcciones se obtuvieron mediante la elevación del valor proteico de los concentrados que se le agregan al forraje

Dentro de los suplementos proteicos ocupan un rol destacado los forrajes deshidratados, los que son parcialmente degradados en el rúmen. En tanto el nitrógeno no proteico “NNP” (ejemplo urea) mejora su eficacia cuando se lo emplea junto con alimentos ricos en almidón. El NNP es aplicable indistintamente en formulación sólida y líquida, práctica que en algunos casos se efectúa durante el llenado del silo, y en otros, cuando se le provee a los animales; cualquiera de las formas mencionadas tiene sus inconvenientes, sin embargo hacerlo durante el ensilado presenta algunos beneficios, tales como: Distribución más homogénea, mayor generación de proteína microbiana, reducción de la acidez del forraje y, mejor fijación aeróbica.

El contenido de materia seca “MS” del maíz, al confeccionar el silo es un factor determinante tanto en lo producción como en la utilización del mismo. Trabajos especializados demuestran que un silo que incrementó el tenor de MS del 25% al 30%, la producción de leche registra aumentos reveladores.

La producción de leche también se optimiza, cuando el silo de maíz está compuesto con mayor contenido de granos, ello fundamentalmente ocurre como consecuencia de elevarse el valor nutritivo del pábulo.

El contenido de la grasa butirosa de la leche se reduce cuando el silo de maíz constituye única ración. Tal caída puede neutralizarse cuando la citada dieta se comparte con heno o forraje deshidratado.

El silo de maíz presenta un bajo contenido de minerales, excepto potasio que se encuentra en cantidad suficiente. A propósito es conveniente señalar que el porcentaje de minerales disminuye como consecuencia de las heladas. El mismo factor climático aminora la presencia de caroteno. Estas insuficiencias se contrarrestan cuando la dieta del silo de maíz se combina con pastoreo, heno y, sales minerales.

El maíz es un cultivo diferenciado y valorado por brindar una producción equilibrada por cantidad y calidad. Un buen maíz puede aportar 30 TT de excelente forraje con 50% de grano, situación que se traduce en alimento de elevado tenor energético. Los genetistas en los últimos años han volcado sus esfuerzos en mejorar el valor nutritivo del tallo, lo que les ha posibilitado lograr híbridos con aptitud forrajera de mayor calidad.











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