UN FRACASO ROTUNDO QUE CADA DÍA TIENE MENOS ATENUANTES

Por: Aldo Norberto Bonaveri

@AldoBonaveri

@PregonAgro

Al reasumir el cargo el 18 de noviembre tras su operación craneana, la presidenta emitió algunas señales positivas; dejó de mostrar un protagonismo exagerado, usando y abusando de la cadena nacional hasta el hartazgo, en la mayoría de las oportunidades para efectuar anuncios irrelevantes o, como mera predica autorreferencial de un libreto propagandístico; efectúo cambios en el gabinete que resultaron bien recibidos en general, fundamentalmente porqué determinaban el alejamiento de ministros y funcionarios de alto rango, que habían dado demostración de ineptitud y/o ser íconos del fracaso: Abal Medina, Lorenzino, Yauhar, Moreno.

Los cambios aportaron una bocanada de aire fresco, generando moderadas expectativas; Jorge Milton Capitanich asumió la jefatura de gobierno desempeñando un rol protagónico bien recibido por diferentes sectores, principalmente por su inicial predisposición al diálogo, como por una insinuada apertura y, determinadas alusiones a corregir vicios y errores del pasado reciente.

Nadie puede dudar que el ex gobernador chaqueño pusiera en función del nuevo cargo gran impulso, habilidad política y compromiso total. En su despliegue brindó las inacostumbradas conferencias de prensa, concedió múltiples audiencias y se involucró en los asuntos de las diferentes áreas de gobierno, aparentando buscar soluciones a los múltiples problemas existentes.

El “idilio” comenzó a desmoronarse rápidamente, contradicciones y desinteligencias dentro del propio Gobierno, llevaron a desautorizarlo e inclusive a desdecirse. Prematuramente quedó en evidencia que la delegación de facultades era más aparente que real, que la vocación de cambios en el rumbo es más acotada de lo que a priori se presumía y, mucho menor de la profunda variación que el país requiere.

El desafortunado manejo en los acuartelamientos policiales y, las excusas infundadas ante la crisis energética, que más allá de responsabilidades secundarias de las compañías prestadoras, son consecuencia directa del pésimo tratamiento en la materia durante toda la “década ganada”, menguaron la credibilidad de un Capitanich que ya está siendo observado con recelo dentro del propio FpV.

Quienes se entusiasmaron con el chaqueño porqué creían en sus condiciones, no dan credibilidad a los pretextos ensayados en los últimos días, ninguno de ellos admiten que “Coqui” pueda opinar que las compañías eléctricas sean las culpables de los cortes o, que la inflación consecuencia de especuladores.

Con los cambios operados en el gabinete, la presidenta ha ganado tiempo y momentáneamente pudo amortiguar que la bronca imperante en la población le impacte totalmente; no obstante tal como se presenta el escenario, difícilmente pueda relativizar la magnitud de un fracaso rotundo que cada día tiene menos atenuantes.

La inflación de diciembre se perfila por encima del 3,5%; los aumentos de salarios arrancados por las policías de todo el país agrandarán los déficit de las provincias, pero más allá de la incidencia directa, el reclamo en cadena de toda la administración pública resultará insoslayable, ello será imposible atender sin la asistencia del Gobierno nacional, quien no tiene frente así que potenciar la ya descontrolada emisión, ergo retroalimentar el circulante de dinero espurio.

El gasto público que el kirchnerismo hizo crecer desmesuradamente, no tiene visos de solución al menos con esta administración. Las tarifas no resisten más el festival de subsidios y, por otra parte, en el interior un sinceramiento es inviable.

Las consecuencias están a la vista, haciendo lo mismo es impensado obtener otros resultados