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Editoriales y Columnas
 
Imprimir esta páginaEnviar este artículo por E-mail, a un AmigoEL PAÍS ESTÁ DESAPROVECHANDO UNA OPORTUNIDAD ÚNICA, QUE NO TIENE ANTECEDENTES EN LA HISTORIA ARGENTINA COMO PRODUCTORA DE ALIMENTOS
05/sep/2008

Hay cuestiones urgentes que exigen decisiones rápidas y señales claras. No todos los productores rurales pueden esperar la elaboración de una política agropecuaria de largo plazo, aunque sea necesaria. Hay economías regionales que trabajan a pérdida, otras sin incentivos y muchas que con señales de previsibilidad podrían comenzar a encaminarse.

Ing. Carlos Garetto*

 

Los productores agropecuarios, a través de la gestión gremial, estamos preocupados porque el país está desaprovechando una oportunidad única, que no tiene antecedentes en la historia argentina como productora de alimentos.

En la campaña gruesa, si bien es cierto que se puede mantener el área de siembra, o inclusive incrementarla, los productores van a tener que tomar decisiones difíciles respecto a la cantidad y calidad de la tecnología a utilizar. Esto tiene un serio riesgo ya que se obtendrán resultados acorde a dicha decisión.

Lo más probable es que el productor no pueda arriesgar, hará la mínima inversión posible y, en consecuencia, caerá la producción. Con ello, pierde el país, pierde el gobierno; perdemos todos.

Creemos que el gobierno sabe cuales son las medidas que hay que tomar para que la situación compleja del sector se solucione. Son medidas que permitirían reactivar la producción, incentivarían la exportación y los argentinos podrían tener alimentos en sus mesas a valores acordes con sus posibilidades. Desde CONINAGRO hemos elaborado varias propuestas que han sido oportunamente presentadas al Gobierno en el ámbito correspondiente. Pero no nos escucharon. Pareciera que hay una decisión política de no innovar, de dejar esta situación como está, de atender problemas que en apariencia parecieran más graves que los del campo.

A los problemas estructurales de la producción se suman acontecimientos climáticos que amenazan con disipar la poca expectativa que existe para las próximas campañas.

Hay cuestiones urgentes que exigen decisiones rápidas y señales claras. No todos los productores rurales pueden esperar la elaboración de una política agropecuaria de largo plazo, aunque sea necesaria. Hay economías regionales que trabajan a pérdida, otras sin incentivos y muchas que con señales de previsibilidad podrían comenzar a encaminarse.


El esfuerzo debe estar dirigido a compatibilizar los intereses que tiene el gobierno en lo ideológico, en lo político, en lo económico, en lo social, con las producciones agropecuarias, de tal manera que el campo contribuya y siga ayudando a que todo ese complejo económico y social que tiene en su entorno. Queremos que el campo, con su efecto multiplicador, siga afectando positivamente al resto de las actividades del interior profundo de Argentina.

Los productores agropecuarios, a través de la gestión gremial, estamos preocupados porque el país está desaprovechando una oportunidad única, que no tiene antecedentes en la historia argentina como productora de alimentos.

En la campaña gruesa, si bien es cierto que se puede mantener el área de siembra, o inclusive incrementarla, los productores van a tener que tomar decisiones difíciles respecto a la cantidad y calidad de la tecnología a utilizar. Esto tiene un serio riesgo ya que se obtendrán resultados acorde a dicha decisión.

Lo más probable es que el productor no pueda arriesgar, hará la mínima inversión posible y, en consecuencia, caerá la producción. Con ello, pierde el país, pierde el gobierno; perdemos todos.

Creemos que el gobierno sabe cuales son las medidas que hay que tomar para que la situación compleja del sector se solucione. Son medidas que permitirían reactivar la producción, incentivarían la exportación y los argentinos podrían tener alimentos en sus mesas a valores acordes con sus posibilidades. Desde CONINAGRO hemos elaborado varias propuestas que han sido oportunamente presentadas al Gobierno en el ámbito correspondiente. Pero no nos escucharon. Pareciera que hay una decisión política de no innovar, de dejar esta situación como está, de atender problemas que en apariencia parecieran más graves que los del campo.

A los problemas estructurales de la producción se suman acontecimientos climáticos que amenazan con disipar la poca expectativa que existe para las próximas campañas.

Hay cuestiones urgentes que exigen decisiones rápidas y señales claras. No todos los productores rurales pueden esperar la elaboración de una política agropecuaria de largo plazo, aunque sea necesaria. Hay economías regionales que trabajan a pérdida, otras sin incentivos y muchas que con señales de previsibilidad podrían comenzar a encaminarse.


El esfuerzo debe estar dirigido a compatibilizar los intereses que tiene el gobierno en lo ideológico, en lo político, en lo económico, en lo social, con las producciones agropecuarias, de tal manera que el campo contribuya y siga ayudando a que todo ese complejo económico y social que tiene en su entorno. Queremos que el campo, con su efecto multiplicador, siga afectando positivamente al resto de las actividades del interior profundo de Argentina.

* Vicepresidente de Confederación Intercooperativa Agropecuario “CONINAGRO”











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