HUMOR EN EL CIELO Un día cualquiera se mueren tres amigos en un accidente automovilístico. Los tres llegan al cielo ante San Pedro y este les dice: Aquí en el cielo todos andan en vehículos y la calidad del vehículo a conducir depende de que tan bueno hallan sido en la vida. Señalando al primer hombre dice: Tu Fernando por haber traicionado a tu esposa con otras 20 mujeres, andarás toda la eternidad con un incomodo auto compacto en mal estado, despintado y lleno de abolladuras. Al segundo hombre le dice: Tu Omar por haber traicionado a tu esposa con otras 5 mujeres andarás en un Toyota Tercel del año 89, en buen estado pero con ciertos fallos. Y al tercero le dice: Y tu Manuel José, por nunca haber traicionado a tu esposa andarás en una limusina de lujo, equipada con toda la tecnología de punta que pueda llevar un auto, chofer privado, teléfono, piscina, cancha de tenis, etc. Luego de eso, los tres hombres se van con sus autos a andar por las calles celestiales atestadas de todo tipo de medios de transporte. Después de cuatro meses por coincidencia los tres amigos se encuentran en un semáforo, y el que llevaba la limusina lo encuentran llorando amargamente. Los otros dos extrañados de eso le preguntan: ¿Por que lloras si andas el mejor auto del cielo y vives muy cómodamente?. A lo que el responde: Es que acabo de ver a mi esposa...en PATINETA!!! LORO ARREPENTIDO Ricardo recibió un loro por su cumpleaños; ya era un loro adulto, con una muy mala actitud y vocabulario. Cada palabra que decía estaba adornada por alguna palabrota, así como siempre de muy mal genio. Ricardo trató desde el primer día de corregir la actitud del loro, diciéndole palabras bondadosas y con mucha educación, le ponía música suave y siempre lo trataba con mucho cariño. Llegó un día en que Ricardo perdió la paciencia y gritó al loro, el cual se puso más grosero aún, hasta que en un momento de desesperación, Ricardo puso al loro en el congelador. Por un par de minutos aún pudo escuchar los gritos del loro y el revuelo que causaba en el compartimiento, hasta que de pronto todo fue silencio. Luego de un rato, Ricardo arrepentido y temeroso de haber matado al loro, rápidamente abrió la puerta del congelador. El loro salió y con mucha calma dio un paso al hombro de Ricardo y dijo: Siento mucho haberte ofendido con mi lenguaje y actitud, te pido me disculpes y te prometo que en el futuro vigilaré mucho mi comportamiento. Ricardo estaba muy sorprendido del tremendo cambio en la actitud del loro y estaba a punto de preguntarle qué es lo que lo había hecho cambiar de esa manera, cuando el loro continuó: Te puedo preguntar, ¿Qué fue lo que hizo el pollo? |