

RIO ATUEL: SINOPSIS DE LAS “AGUAS ROBADAS”
01/feb/2013
Ver el problema con sentido regional y nacional implica la urgencia de que La Pampa vuelva a recurrir a la Corte Suprema, para que las “aguas robadas” cesen y se pueda desarrollar un verdadero polo de riqueza en el rincón noroeste pampeano. |
Por: Pedro Álvarez Bustos (*)
Cuando cortan el Atuel
queda sin agua el Salado;
llenos de arena los ojos
va lagrimeando el pampeano.
(“Zamba del río robado”, de
Castilla y Fernández Mendía).
Los cortes y desvíos del Atuel no son nuevos. Comenzaron hace más de doscientos años. Fue y es un robo sistemático producido a través de siglos, aun cuando el actual gobernador, algunos funcionarios y asesores pampeanos consideren que pueden solucionar todo solamente “dialogando” con los usurpadores.
Hoy, ante los últimos desvíos producidos, que hasta el mismo Secretario de Recursos Hídricos de La Pampa, Ing. Néstor Lastiri, no ha titubeado en definir como “robo”, acudimos al libro -de nuestra autoría- publicado en marzo de 1984 (hace casi 30 años) sobre “Interprovincialidad del Río Atuel” (Edit. Depalma, ps. 204).
Desvío del Diamante.
Ya en 1808 y antes de variar bruscamente su dirección hacia el sudeste, el Atuel recibía la afluencia del Diamante, que duplicaba apenas el escurrimiento actual. En ese entonces el Diamante fue desviado por obras ordenadas por el comandante del fuerte de San Rafael, don Miguel Telles Meneses Sodré y la persistencia de la acción humana lo encauzó como en la actualidad.
A más de dos siglos del desvío del Diamante hacia su actual curso, todavía puede advertirse claramente el antiguo cauce que los unía, conocido en nuestros días como arroyo La Aguadita.
El trabajo de acarreo conjunto de los dos cursos hídricos –es decir, Atuel y Desaguadero-Salado-- explica en parte la formación de una llanura aluvial que abarca, prácticamente, desde San Rafael hasta Limay Mahuída, mas de 300 km, con un ancho y potencia variables.
Desvío al sur de General Alvear.
Se llega a 1918 en que el río Atuel “desaparece” materialmente, en forma transitoria, por obras clandestinas de captación y desvío ejecutadas al sur de General Alvear, a la altura de Paso El Loro (cercanías de Puesto Bello). Su extinción acaba con la prosperidad de Santa Isabel, que inicia su drama por el agua.
“Tapones” de Ugalde.
A comienzos de la década del 30 (1933 y 1937) se hizo común el método de “los tapones”, como modo de mejorar las pasturas en los campos. Consistía simplemente en la obstrucción de la corriente natural, por medio de una suerte de “dique” hecho de tierra y monte (ramas). De esa manera se provocaba el desborde del agua anegando los campos aledaños, que así ganaban en humedad y pasturas. El Butaló -uno de los brazos del Atuel- desapareció precisamente entre 1933 y 1937, con la ejecución de los célebres tapones de Ugalde, levantados a pocos kilómetros del límite con La Pampa por don Isaac de Ugalde y Madariaga, poblador de la zona.
El cese de los escurrimientos del Butaló determinó el deterioro de la faja mas meridional de la influida otrora por el río Atuel.
Erección del dique El Nihuil.
Entre 1947 y 1948, con la erección del dique El Nihuil, las aguas dejaron de escurrir por el arroyo de La Barda (otros de los brazos del Atuel) vitalizador de la zona de Algarrobo del Águila (La Pampa). Ya no reingresarían al territorio pampeano por casi un cuarto de siglo (1972/1973), después de lo cual, por distintas circunstancias el río vuelve a penetrar en la provincia y las aguas escurriendo, cada tanto.
La Marzolina.
Una vez que iniciáramos el proceso judicial contra Mendoza (1979) por la interprovincialidad del río Atuel y que La Pampa ganara ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación (1987), la provincia arribeña (Mendoza) comenzó a desviar aguas hacia el desierto mendocino a través del canal La Marzolina. Denunciado el hecho, la propia Corte Suprema constató el desvío a través de la inspección ocular realizada (abril de 1980), ante una estrategia del equipo pampeano que sorprendió e irritó a la delegación cuyana.
Nuevo y último desvío hacia la reserva Las Salinas.
Desde mediados de diciembre de 2012, un importante caudal que llegara a los 8 metros cúbicos segundo, en la cuenca media del Atuel, comenzó a ser desviado mediante un derrame laminar, a una amplia extensión de tierra y hacia la reserva natural Las Salinas, con el objeto de mantener el humedal y la preservación de la riqueza ictíola. Desvío que se suma a pequeños afluentes.
El propio sud delegado de Aguas del Atuel, Fabio Di Berardino, expresó que el desvío había sido “inducido” y no era natural. En pocas palabras, es “ilegal” y constituye un nuevo “robo”.
Consectario.
Ver el problema con sentido regional y nacional implica la urgencia de que La Pampa vuelva a recurrir a la Corte Suprema, para que las “aguas robadas” cesen y se pueda desarrollar un verdadero polo de riqueza en el rincón noroeste pampeano.
Al margen, se debe seguir dialogando como “buenos vecinos”, conforme lo desea el Gobernador.
A La Pampa no le corresponden ni 5, ni 8 metros cúbicos segundo, sino el 50% del derrame anual o sea 16 m3 aproximadamente (conc. el experto mendocino Ing. Ennio Pedro Pontussi, académico de la Universidad Católica de Salta).
Hablar de 5 m3, como lo hace nuestro actual gobierno, constituye un dislate y ultraje a la autonomía del estado provincial.
Agüita robada, agüita
¿qué tierras andás regando?;
…………………..
Agüita cielo perdido,
que te nos vas de las manos,
vienes viniendo en el vino
y La Pampa te hace canto.
(conf. “Zamba del río robado”).
(*) Productor agropecuario de tercera generación, abogado y escritor.