ENGAÑA PICHANGA, CON TODA CORTESÍA
17/abr/2012
Puede llegar a constituir solo un salvoconducto para la planta industrial (de JBS-Swift), sita en Venado Tuerto, que se encuentra totalmente paralizada y cuyo cierre definitivo ya fuera anunciado.
Por: Pedro Álvarez Bustos (*)
En el tema retenciones ha comenzado a venderse gato por liebre, en ciertos rubros cárnicos. Lastimero y triste.
La Presidente ha anunciado la reducción de las retenciones a las exportaciones de carnes termoprocesadas del 15% al 5%. Reducción que implicaría un costo fiscal para el Estado de U$S 12,5 millones. Realmente los productores deberían mostrarse indiferentes y escépticos.
Sin duda la medida beneficiará especialmente a la empresa de capitales brasileños JBS-Swift, ya mencionada en columna anterior, que elabora el mayor porcentaje (más del 60%) de los termoprocesados (cocidos) que se exportan. Puede llegar a constituir solo un salvoconducto para la planta industrial (de JBS-Swift), sita en Venado Tuerto, que se encuentra totalmente paralizada y cuyo cierre definitivo ya fuera anunciado. Los termoprocesados, en general, se elaboran con la vaca conserva (o vieja), es decir aquella que llegó al final de su ciclo productivo de terneros
Industria Frigorífica de La Pampa. En nada la favorecerá y a su ganadería puede que en un minúsculo porcentaje.
Distinto sería el caso si la abolición o reducción drástica de las retenciones operara sobre las exportaciones cárnicas en general (no solo sobre el eslabón menos significativo como son las termoprocesadas, sino además carnes frías y congeladas); si éstas fluyeran, se aumentaría la producción, se recuperaría el stock ganadero que perdió más de 12.000.000 de cabezas en estos últimos años, bajaría el precio de mercado para los consumidores y se beneficiaría al productor pecuario.
Nuestra República demanda menos “atril”, menos palabras y más políticas de estado positivas y precisas.
Despeño de las carnes termoprocesadas. En el 2005, último año de lustre respecto a exportaciones cárnicas, al haberse superado las 750.000 toneladas, las termoprocesadas llegaron a 50.494 (carne sin hueso).
Posteriormente todo comenzó a desplomarse.
En el 2006 se exportaron 37.471 toneladas de “cocidas”; en el 2010 fueron 25.494 y en el 2011 solo 18.027 toneladas, que implicó un negocio de U$S 78 millones. El Estado percibió 12.000.000 de dólares por retenciones; o sea una suma similar al “costo fiscal” del cual habla ahora la Presidente.
Según informa la Cámara de la Industria y el Comercio de Carnes (Ciccra), en enero-febrero 2012, solo se habrían exportado 2.012 toneladas. Significativamente un número más párvulo que el del año anterior que, ya mencionado ut supra, rozó el 35% de lo exportado en el 2005, en lo que hizo a carnes termoprocesadas o “cocidas”.
Censuras consensuadas. En este tema de las carnes cocidas y reducción de sus retenciones, antes del anuncio desde el atril, se dio el caso de “censuras consensuadas”, habida cuenta que la Presidente no acepta críticas ni observaciones intrincadas, conforme información publicada y no desmentida. Así fue como quien hablara previamente, en nombre del Consorcio Exportador de Carnes Argentinas (ABC), debió presentar su discurso ante ceremonial y corregirlo en cuatro oportunidades, para conformar a la señora.
Es de imaginar que otro tanto debe haber ocurrido con las palabras del secretario general de la Federación de la Industria de la Carne, que disertara en primer término.
Y . . .a todo esto procede sumar los “aplaudidores” de turno.
Consectario. Como se viene diciendo, desde esta columna, las retenciones deben ser abolidas o restringidas enérgicamente, para hacer manar las exportaciones cárnicas en general, que conllevarán el florecimiento de nuestra ganadería e industria, acarreando beneficios para consumidores y productores pecuarios.
(*) Productor agropecuario de tercera generación, abogado y escritor.