Está registrado? [Ingrese Aquí], sino [Regístrese]
Editoriales y Columnas
 
Usted está aquí » Editoriales y Columnas » Editoriales del Director »  
Imprimir esta páginaEnviar este artículo por E-mail, a un AmigoSE REQUIERE MUCHA GRANDEZA PARA SOSLAYAR PERVERSAS ANTINOMIAS
20/abr/2011

En circunstancias como la actual es cuando realmente deben salir a relucir los líderes, es el momento que si existen debe aflorar la grandeza de los verdaderos estadistas.

Por: Aldo Norberto Bonaveri

Twitter: @ AldoBonaveri

A seis meses de las elecciones presidenciales el panorama se vislumbra proficuo para la reelección de la presidenta. Si bien el lapso que media hasta los comicios aún es largo y, sobre todo en nuestro país los escenarios suelen modificarse significativamente, lo cierto es que la intención de votos por Cristina Fernández se está consolidando, en tanto que la de sus potenciales adversarios se muestran estancadas (Alfonsín, Macri) o en retroceso para el resto de los postulantes.

Cierto es que ante la incertidumbre de quienes serán finalmente los contendientes, las definiciones entre quienes no comulgan con el Gobierno resultan imprecisas, no obstante la causa principal de las dificultades de los opositores son sus mismos y pródigos errores. Las grandes dificultades ya no solo se advierten para construir, sino la ineptitud para conservar aquellos armados del 2009 (Alianza Macri, De Narváez, Solá y Acuerdo Cívico y Social). Es evidente que la oposición por acción u omisión de sus referentes, es la responsable de sus propios infortunios.

Durante gran parte del año pasado, el conjunto de partidos que integró en el Congreso el llamado Grupo A incurrió en múltiples desaciertos, lo que a la postre derivó en la desarticulación de acuerdos preexistentes, no obstante las torpezas más axiomáticas se sucedieron en los últimos sesenta días; los zigzagueos de Julio César Cobos y la contradictoria deserción de Ernesto Sanz de la interna radical, que flaco favor le hicieron al centenario partido. Pero como siempre es posible protagonizar un bochorno mayor, el PJ Federal en poco tiempo pulverizó sus chancees; el tobogán se inició con las vergonzosas elecciones de Chubut, las que naturalmente dejó fuera de la conversación a Mario Das Neves, para alcanzar su corolario con el insólito desenlace de la interna entre Eduardo Duhalde y Alberto Rodríguez Saa.

Al respecto de estos episodios, cuesta trabajo concebir como políticos experimentados llegaron a efectuar lecturas tan erróneas de la realidad. Seguramente la contrariedad de no observar los resultados esperados los llevó a realizar cambios sustanciales es sus estrategias. Aún cuando sin compartirlo, se pudiera entender que los proyectos personales encarnados en mezquindades los llevara a perjudicar a sus partidos, menos comprensible es creer como no advirtieron los daños que les causaría a las propias aspiraciones futuras.

De los involucrados en las cabriolas citadas, quien más pierde en proyección de porvenir es Ernesto Sanz. Cuando se embarcó en la interna era presidente indiscutido de la UCR, gozaba de buena imagen y prestigio en ascenso por su labor parlamentaria, de haberse mantenido al margen se perfilaba como el arquitecto del frente que lideraría su partido. Nadie puede reprocharle que haya optado por competir en la interna que el mismo fogoneó, pero muy pocos aprueban el salto al vacío que significo su defección

Ni Rodríguez Saa, ni Duhalde salen indemnes del fiasco que implicó el simulacro de internas, pero sus casos son distintos; el puntano viene hegemonizando con su hermano Adolfo el poder en San Luís, empero tiene muchas dificultades para instalarse en el ámbito nacional. Duhalde rápidamente acusó el impacto y no dudó en catalogar de “papelón” el final abrupto de la competencia partidaria. Veloz de reflejos es consciente que su candidatura difícilmente prospere y, en consecuencia está lucubrando que su rol pasará a ser el de armador de una gran alianza opositora.

Esta deducción no es nueva para Eduardo Duhalde, antes de bajarse de la interna ya venía abonando la idea de pergeñar un acuerdo opositor, cuya materialización pasaría por la presentación de una sola fórmula presidencial, lo que además de situar una alternativa cierta en el ballotage le ofrecería buenas posibilidades de derrotar al kirchnerismo. Para llegar a esa instancia, sería menester concurrir previamente a una primaria en la que confrontarían dos o tres alianzas opositoras. Un criterio parecido es el que sustenta Mauricio Macri y, si bien aparenta como lógico ante el escenario imperante, por ahora al menos, se ve como muy poco probable teniendo en cuenta los reparos y límites planteados por protagonistas indispensables para efectivizarlo.

Los impedimentos que deberían sortearse para ello son múltiples y mayúsculos. El PRO siempre se observó como un aliado natural del PJF, pero por estos días a éste aparece como muy complicado reconstituirlo. La otra opción sería reflotar el Acuerdo Cívico y Social del 2009, con algún otro aliado, pero ¿volvería la Coalición Cívica a ese espacio?, aún cuando existiera anuencia para ello, ¿Elisa Carrió apoyaría a Macri si fuera el vencedor de la primaria?, habida cuenta de la descalificación que viene haciendo invariablemente del Jefe de Gobierno. Si la iniciativa prospera ¿Qué actitud asumiría Pino Solanas?.

De cualquier análisis serio emerge que las posibilidades de arribar a un entendimiento de la oposición son muy remotas, más no imposibles. Las contingencias son muy complicadas, más que por las diferencias reales, debido a declaraciones altisonantes tan inoportunas como innecesarias al que recurren algunos protagonistas. De que el “espanto” está magnificado lo reflejan los diálogos reservados, que por estos días se dan entre dirigentes de todas las corrientes. Por otra parte, existe un dato que no se debe soslayar, la mayoría de los afiliados de las corrientes opositoras, exceptuando los más fanatizados, no comparten la retórica intransigente en la materia, que con frecuencia profieren los referentes.

Dentro de las excusas que suelen justificar la negativa con acordar con tal o cual, se esgrime que unirse no significa “rejuntarse”. A la aseveración no le falta razón, pero no debemos olvidar que la política es precisamente “el arte de lo posible”. En virtud de ello cabe preguntarse, ¿acaso las diferencias ideológicas entre las fuerzas de la oposición son mayores que las que existían en Chile entre socialistas y demócratas cristianos? La respuesta es decididamente no y, esa coalición perduró exitosamente durante cuatro turnos constitucionales. Me inclino a pensar que en circunstancias como la actual es cuando realmente deben salir a relucir los líderes, es el momento que si existen debe aflorar la grandeza de los verdaderos estadistas.

Los pretextos que “con fulano no y con mengano tampoco” en muchos casos carecen de sustento, sobre todo cuando la consideración se hace sobre el partido más que por los hombres. Prueba de que la incompatibilidad está exagerada es el funcionamiento aceptable logrado el año pasado en la Cámara de Diputados, si analizamos en los proyectos que las principales fuerzas de la oposición coincidieron fueron mucho más que las que disintieron. Por cierto que hace falta para lograrlo un gran esfuerzo y, sobre todo un fuerte compromiso con la patria.

Los verdaderos líderes como primera medida necesariamente deben saber interpretar la realidad y, por ende entender que hay ocasiones en las que deberán acatase decisiones mayoritarias que no agraden. El cuadro de situación actual señala que Cristina Fernández está superando el 40% de la intención de votos, guarismo que no alcanzan a sumar juntos Mauricio Macri y Ricardo Alfonsín. La Constitución establece que habrá segunda vuelta en tanto la primera minoría no supere el 45% o, aún cuando no llegue a ese guarismo si existen más de 10 puntos respecto al segundo. Es verdad que los porcentajes pueden modificarse, tanto para agradarse como para achicarse la diferencia, esas variaciones son multicasuales. Hoy no solo están votando la reelección los convencidos K, sino que se están inclinando también por esa opción ciudadanos independientes inducidos por las desinteligencias opositoras.

Tampoco se puede desconocer que si Cristina Fernández no se impone en primera vuelta le resultará muy difícil ganar en el balotage, su nivel de aceptación tiene límites improbables de remontar, por lo que podría generarse una situación semejante a la vivida en 2003 por Carlos Menen, quien pese a obtener mayor cantidad de sufragios, no se presentó a la segunda vuelta producto de la escasa adhesión que concitaba entre quienes no lo votaron inicialmente.

Esté comportamiento es motivo de preocupación constante en el corazón del poder, no en vano Néstor Kirchner hacía hincapié en forjar una dispersión opositora, de forma tal que ningún partido o frente lograra ubicarse a menos de los 10 puntos que necesita el oficialismo para imponerse con el 40% de los sufragio.

Hay que reconocerle al kirchnerismo una gran capacidad de reacción que en estos casos es muy importante; la derrota experimentada el 28 de junio del 2009 fue muy dura y, fuera de los cálculos de todas las consultoras treinta días antes de los comicios, inclusive la mayoría de los especialistas auguraban hasta último momento un triunfo del Frente para la Victoria. Si bien los valores del intercambio resultan inéditamente favorables para nuestro país, lo que hace que el crecimiento económico no constituya un mérito propio, no es menos ciertos que muchos votan con el bolsillo. Este importante factor sumado a los apuntados errores de la oposición son importantes para la recuperación de imagen perdida, pero además, el oficialismo no tiene escrúpulos en poner a su disposición el formidable aparato comunicacional manejado discriminadamente.

Tampoco se puede ignorar que el hegemónico manejo verticalista hace que acertado o equivocado, el Gobierno siempre sabe a donde quiere llegar. Muchos argentinos, que tal vez la voten, saben que persisten en el país muchos problemas irresueltos o inconvenientemente determinados, pero nadie pone en tela de juicio como controla los mecanismos del poder. En tal sentido el pueblo argentino es renuente a ser gobernado por mandatarios irresolutos, tal como ocurrió con Fernando de la Rúa.

Volviendo a la disyuntiva de los opositores, es digno de destacar que para sus voceros habituales bastante incómodo les resultará no redoblar esfuerzos en pos de alcanzar un acuerdo, las declaraciones que vinieron emitiendo por doquier expresan los desatinos y arbitrariedades oficialistas, la contundencia al respecto fue tal que para ser coherentes con el discurso es necesario agotar las instancias. El gran desafío es verificar si sabrán encontrar la formula para ello.

Para el país las próximas elecciones revisten una importancia singular, es que está en juego rehacer las instituciones republicanas y sus principios fundamentales, transgredidos en los últimos años por maniobras de un gobierno que, refugiado en su legitimidad de origen, se sintió facultado a vulnerar la división de poderes, imponiendo reglas de juego arbitrarias, desoyendo sentencias judiciales, restringiendo la libertad de expresión y, menoscabando la seguridad jurídica, haciendo de la Argentina un país imprevisible.

Argentina está necesitada en políticas de estado proyectadas para los próximos 20 años, hay que encarar las obras pertinentes para solucionar los problemas energéticos, es menester enfrentar con un programa sustentable los flagelos que significan la pobreza y la inseguridad. Se impone terminar con una corrupción estructural enquistada, reacomodar la economía para salir gradualmente de los subsidios multimillonarios que se otorgan. En síntesis, la agenda es trascendental y en consecuencia se requiere mucha grandeza para soslayar perversas antinomias











Se han visto 45078591 Páginas, desde el lunes, 25/may/2009
OnLine: 114 personas (114 visitantes anónimos)

Pregón Agropecuario - Córoba 785 - (6270) Huinca Renancó, Córdoba, Argentina
Para suscribirse al Boletín Electrónico: suscripcion@pregonagropecuario.com

Huinca Renancó, Córdoba - Argentina - viernes, 19/abr/2024 - 00:27
Sistema FuncWay (c) 2003-2007