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Imprimir esta páginaEnviar este artículo por E-mail, a un AmigoUNA INNOVADORA VACUNA PARA CERDOS SE INTRODUCIRÁ EN ARGENTINA
11/oct/2010

Los beneficios de “Improvac” que son considerables en lo económico, no se circunscriben a ello, puesto que la vacuna de referencia evita muertes y enfermedades en los animales producto de estrés e infecciones asociadas con el manejo convencional.

Por: José Pedro Rinaudo

La empresa multinacional Pfizer, una de las líderes en materia de Sanidad Animal incorporó a su amplia gama de productos veterinarios en el mercado argentino “Improvac”, considerada como una revolucionara vacuna para el manejo del ganado porcino.

La información suministrada por los investigadores de la prestigiosa compañía, dan cuenta que “Improvac” significa un cambio cualitativo, al suplantar castración quirúrgica, por el producto de marras, lo que posibilita introducirse en un sistema de manejo más amigable para el animal, superando las instancias de dolor y estrés causados por la extirpación tradicional.

Al mismo tiempo, a través de la vacuna se obtiene una mejora en la calidad de cerdos de animales machos previniendo el “olor sexual”. A diferencia del método convencional, posibilita patrones de crecimiento semejante a los de cerdos intactos, contemplando una conversión alimenticia más eficaz.

Al respecto, cabe señalar que lograr un control eficiente del olor sexual resulta esencial para la industria porcina. Si bien no registra contraindicación, la carne con sabor a verraco no es apetecida por varios consumidores, razón por la cual reducir a la mínima expresión su presencia, constituye un avance significativo para los eslabones de la cadena alimentaria.

La sensibilidad al olor sexual no se percibe de igual forma para todas las personas; en tanto que la carne que lo contiene se exterioriza como de olor desagradable parecido al de la orina, el sudor, o la cebolla. En virtud de ello se recurría sistemáticamente a la castración quirúrgica. Si bien esta metodología solucionó en gran medida el problema, corresponde expresar que no es 100% eficaz. Sobre el particular, existen estudios científicos que evidencian que hasta el 3% de las cerdas jóvenes y, machos castrados quirúrgicamente pueden tener niveles de olor detectables mediante análisis químico u organoléptico.

Por otra parte, corresponde señalar que los cerdos macho sometidos a castración quirúrgica transforman el alimento en carne magra menos eficazmente que los machos enteros, razón por la cual se traduce en un costo superior, como así también un impacto ambiental mayor (como consecuencia de producir heces y fosfatos y consumir más energía) para arribar el mismo peso. Al mismo tiempo ocasionan canales con un tenor inferior de carne magra.

Con la aparición de “Improvac”, se soslaya la castración quirúrgica a los porcinos machos jóvenes, ahora los productores sólo tienen que aplicar dos inyecciones detrás de la oreja, con un intervalo de treinta días entre cada ampolla, resultando lo más indicado, aplicar la segunda aproximadamente 5 semanas previo a la faena. Con ello se estimula el sistema inmune del cerdo, facilitando la generación de anticuerpos naturales a su propio factor liberador de gonadotropinas, (la sustancia que estimula la función testicular y promueve la acumulación de olor sexual).

Para sintetizar, bien puede expresarse que se trata de una forma de acción única, que permite una castración inmunológica temporal, que obvia la necesidad de la dolorosa emasculación quirúrgica.

Para los técnicos del laboratorio, los beneficios de “Improvac” que son considerables en lo económico, no se circunscriben a ello, puesto que la vacuna de referencia evita muertes y enfermedades en los animales producto de estrés e infecciones asociadas con el manejo convencional. Por otra parte, al presentar mejores patrones de crecimiento y canales más magros, también se obtienen ganancias extra.

 

“Improvac” fue desarrollada en Australia y, se comercializa en ese país y en Nueva Zelanda desde 1998, actualmente está aprobada en más de 50 países y, se prevé que se incorporen a esa nómina varios estados más a la brevedad.

A los efectos de entender como actúa la vacuna, cabe consignar en los porcinos, el desarrollo y la función de los testículos están controlados por el factor liberador de gonadotropinas “GnRF”, que se segrega en el hipotálamo. Este se suma a receptores específicos de la hipófisis y provoca la liberación de las hormonas luteinizante (LH) y foliculoestimulante “FSH”. Estas actúan sobre los testículos para regulando la secreción de esteroides testiculares, entre ellos testosterona y androstenona.

En consecuencia, al estimular la producción de anticuerpos específicos frente al GnRF, Improvac obstaculiza la cadena de acontecimientos que conduce a la liberación en los testículos de testosterona y otros compuestos, como la androstenona, uno de las principales causantes del olor sexual. El otro factor substancial que ocasiona el olor sexual es el escatol, cuya concentración disminuye, debido a que merced a la menor concentración de esteroides testiculares, el hígado lo puede metabolizar más eficazmente.

Resumiendo, bien puede expresarse que Improvac incita el sistema inmunitario del cerdo para producir anticuerpos específicos frente al GnRF. Esto inhibe temporalmente la función testicular y por tanto detiene la producción y acumulación de los componentes responsables del olor sexual.

Resulta importante destacar lo que surge de las evaluaciones comparativas desarrolladas con rigor científico. Al respecto corresponde citar que un estudio practicado en Alemania, determinó una mejora del índice de conversión del 9.9% con relación a cerdos castrados quirúrgicamente. A éstos se los sometía a la intervención conforme a un protocolo y calendario estándar, o bien se vacunaban con Improvac entre las 11-12 y a las 20-21 semanas de edad. La tesis se realizó en una granja comercial de investigación representativa de la industria porcina. Apreciándose además uan optimización del 1.9% del rendimiento de carne.

También se realizaron ensayos similares en Holanda, donde el acuse de mejora en el índice de conversión alimenticia fue del 8,9%, siempre con respecto a los cerdos castrados quirúrgicamente, en tanto otro tester en los Estados Unidos mostró una mejora significativa del índice de conversión alimenticia del 8.6%.










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