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Imprimir esta páginaEnviar este artículo por E-mail, a un Amigo¿LLEGARÁ COBOS A SER CANDIDATO?
05/abr/2010

La historia argentina no registra personaje alguno que de la noche a la mañana haya saltado de la consideración irrelevante a la de mejor imagen.

Por: Aldo Norberto Bonaveri

Julio César Cleto Cobos encarna un caso atípico de la política nacional, seguramente muy pocos o tal vez nadie, habría supuesto el vertiginoso ascenso a los primeros planos del país, de aquel secretario académico, luego decano, de la Universidad Tecnológica de Mendoza. En el 2000 ocupó el cargo de ministro de Ambiente y Obras Públicas en el Gobierno de la Provincia de Mendoza, durante la administración de Roberto Iglesias, a quién tres años después le sucedió como gobernador.

Conocido es que la relación entre Iglesias y Cobos fue desgastándose paulatinamente, no obstante las desavenencias no tuvieron retorno, en cuanto el mandatario mendocino se aproximó al entonces presidente Néstor Kirchner, al punto tal que el “idilio” concluyó en la candidatura del gobernador a vicepresidente de la nación, integrando en el 2007 la formula con Cristina Fernández.

Como sucede con cualquier gestión de gobierno, según sea la óptica con que se la observe, siempre hay opiniones adversas como favorables, empero la mayoría de los mendocinos califica como positiva la desarrollada por Julio César Cobos al frente de la provincia cuyana.

Hombre hábil para manejarse y de lectura generalmente correcta de las circunstancias; esas características lo llevaron a mantener un perfil bajo durante la campaña electoral del 2007, siempre tuvo en claro que era el “partenaire” de la formula y, en consecuencia entendió que le resultaría mucho más rentable armar una red de seguidores entre sus correligionarios, los que la jerga dio en llamar “radicales K”. Los primeros meses al frente del senado lo mostraron como un hombre prudente, medido, sin encandilarse por alcanzar un protagonismo efímero.

Pero en la vida de los humanos que nacen con estrella no demora en llegar la gran oportunidad, a solo ocho meses de presidir el Congreso de la Nación, en su camino se cruzó la mentada Resolución 125 y el célebre voto “no positivo”. Aquellas horas interminables de la sesión parlamentaria seguida atentamente como nunca antes por un país en vilo, no resultaron nada sencillas para Cobos, la paridad de fuerzas se hacía cada más evidente y, el desempate del vicepresidente se tornó ineludible. Abrumado por la gran responsabilidad y, consciente que su decisión podría generar una conmoción en el centro del poder, pero sin imaginar la magnitud de las implicancias, hizo cuanto estuvo a su alcance por acordar un cuarto intermedio, que permitiera encontrar una vía de negociación para destrabar el conflicto. Como es bien conocido, el Gobierno se mantuvo intransigente y la definición quedó en manos del mendocino.

Difícilmente en los anales del Congreso un voto haya tenido tanta repercusión, no hay antecedentes de una situación semejante haya despertado tanto rencor y al mismo tiempo tamaño embeleso, para el kirchnerismo paso a ser “Judas Iscariote”, para buena parte de la sociedad casi un héroe nacional. De repente dejo de ser el elegido por Kirchner para “tocar la campanilla” para convertirse en protagonista necesario del escenario nacional. La historia argentina no registra personaje alguno que de la noche a la mañana haya saltado de la consideración irrelevante a la de mejor imagen.

Por sobre las pasiones despertadas a favor o en contra, corresponde efectuar un análisis sobre rol jugado por Julio César Cobos, la noche que cambio su vida y produjo un gran revuelo en el país. ¿Estuvo bien en votar como lo hizo? ¿Fue una traición? ¿Q ue consecuencias trajo al país?. En mi opinión lo hizo conforme a sus convicciones, no se justifica el rotulo de felonía, pues trató hasta donde pudo encontrar una salida negociada. En cuanto al significado entiendo que fue positivo, sirvió para descomprimir un estado de confrontación con aristas altamente preocupantes.

Dicho esto, cabe considerar entonces ¿realmente actuó Cobos de manera tan destacada como para encumbrarse tal como ocurrió?, absolutamente creo que no, simplemente cumplió con su deber, por ende correspondería justipreciarlo como tal, pero esa actitud es la pertinente: resolver conforme al dictado de la conciencia, decir que ello tiene su merito es una verdad de Perogrullo. Claro está que definir una cuestión tan controvertida, de uno y otro lado se la magnifica más de lo que corresponde.

Desde aquel momento y hasta finalizar febrero pasado todas las encuestas lo ubicaban con la mejor imagen positiva, a partir de ese momento se está experimentando un retroceso en la consideración popular, aun cuando esta todavía sigue siendo buena. 40 días atrás, los principales analistas políticos lo situaban casi como candidato natural a la presidencia por el no peronismo, hoy en cambio, si bien Cobos mantiene intactas sus aspiraciones, el panorama dista mucho de ser el mismo; antes en la UCR se lo pensaba como el único con posibilidades, ahora cada vez suena con mayor fuerza Ricardo Alfonsin, quien crece en forma sostenida en las encuestas y, también gana espacio el titular del radicalismo, Ernesto Sanz.

Lo trascendental no es precisamente algunos puntos más o menos en la intención de votos, en ese aspecto la oscilación moderada es una cuestión normal, para las elecciones del 2011 falta mucho tiempo y seguramente los vaivenes serán una constante. En tal sentido lo menos propicio para Julio César Cobos son los recelos que genera en su propio partido y, la resistencia que le presentan explícita e implícitamente las fuerzas políticas aliadas en las legislativas del año pasado. Si bien el vicepresidente desde siempre planteó suspicacias dentro del Acuerdo Cívico y Social “ACyS”, mientras se sostenía en la cúspide estas se mantenían embozadas o disimuladas, con excepción de la Coalición Cívica de Elisa Carrió, que nunca ocultó su incompatibilidad, los demás aliados prefirieron optar por el silencio.

En la novela del Banco Central, el voto a favor de la destitución de Martín Redrado no fue recibido de la mejor manera, su proceder fue considerado ambiguo y especulativo. Posiblemente haya querido enviar a la sociedad un mensaje de equilibrio e independencia; es muy difícil saber si en la ocasión igual que en julio del 2008, voto con honestidad intelectual. Por lo tanto le cabe el beneficio de la duda; en función de ello queda en evidencia que para bien o para mal, la sociedad hace su propia interpretación de los actos, sin que necesariamente esta sea acertada y mucho menos objetiva.

La buena suerte de Julio César Cobos no es totalmente providencial, si bien por lo visto en su carrera política es de los más favorecidos por el azar, a ese destino lo han potenciado principalmente el matrimonio presidencial y su entorno; las virulentas diatribas proferidas y las constantes descalificaciones no hicieron más que potenciar su posicionamiento. Cuando como ocurre en la actualidad, quien ha perdido la confianza otrora obtenida, al cargar sistemáticamente contra un enemigo elegido, generalmente logra el efecto inverso al buscado. Resulta válido destacar, que haciendo lo mínimo, cuidándose de no entrar en el forcejeo Cobos capitalizó las desmañas del Gobierno.

Otro punto a considerar es cuando existen pretensiones superiores, no se puede mantener infinitamente a media agua o especulando con el error del contrincante. Muy pronto Cobos deberá definir si sigue siendo vicepresidente o como aspira, será candidato a presidente. Hasta ahora la permanencia en el cargo le ha resultado provechosa, ello le permitió estar en el centro de la escena, por de pronto le asegura protagonismo, del que por el momento depende, pues no se vislumbra aún que tenga una estrategia de construcción política y, mucho menos se conoce a que tipo de país aspira o un esbozo de programa. Debe reconocérsele que la gente ha valorado su moderación, capacidad para consensuar, supo instalarse como conciliador; estas particularidades casi inherentes a la política por estos días escasean, en razón de ello hoy se asoman sobrevaluadas, al punto de tolerar cierta ambigüedad que también es parte de la personalidad del mendocino. Todo esto sucedió y resultó importante en el posicionamiento, pero todas las cosas tienen un límite, ya empieza a sentir las mellas propias de la discusión, ya no solamente de resistir los embates del oficialismo, sino también se están sumando los cuestionamientos de la oposición.

Un dato importante a tener en cuenta es que las mayores simpatías cosechadas por Cobos no son precisamente partidarias, más bien corresponden a sectores independientes y, en buena medida a productores agropecuarios congraciados con aquel voto decisorio cuando la 125. Este nivel de apoyo tiene lecturas muy distintas según sea el escenario en que entren a gravitar. En momentos de asenso de su popularidad jugaron un rol preponderante, ello quedó reflejado nítidamente, al punto que cuando se planteó tal realidad en la UCR aceptaban con reservas ocultas, fuese el candidato tras el cual se encolumnaría el partido. Frente a los cambios que se vienen produciendo (ascenso de Alfonsín y Sanz y, declive de Cobos, aun cuando permanece arriba), la situación está cambiando.

¿Qué pasaría en una interna de “boinas blancas”? Mas allá de la evolución que experimenten los sondeos generales, no aparenta fácil ni mucho menos que Cobos pueda imponerse a ninguno de los dos posibles contrincantes. La figura de Ricardo Alfonsín viene ganando dimensión, amen de los méritos propios, el tardío reconocimiento ganado por su padre le esta favoreciendo indirectamente. A su vez Ernesto Sanz, obtiene su consolidación en virtud de su desempeño como senador y ahora como presidente del partido, sus correligionarios destacan la claridad de conceptos, criterio y coherencia en el accionar. Además el senador mendocino está siendo muy bien considerado fuera del perímetro partidario, cintura política, experiencia y perspicacia, son las aptitudes que más le reconocen.

Aun cuando no se ventilen públicamente, muchos radicales no le han perdonado al vicepresidente varios “pecados” de su cosecha. El salto transversal hacia al kirchnerismo, sigue siendo muy difícil de digerir, el antecedente les hace ver con desconfianza tanto su negativa a desactivar el “CONFE”, como sus cabildeos con De Narváez. Cobos pide una oportunidad, dice que los Kirchner lo defraudaron y que a tiempo se apartó de ese proyecto. Pero para los continuadores de Yrigoyen los deslices del mendocino no se agotan con el salto al vació de “Cristina, Cobos y Vos”, recuerdan que previo al acercamiento, ya el ex presidente había relativizado públicamente el juicio a las juntas militares, justamente uno de los logros de Raúl Alfonsín más caros el sentimiento de sus seguidores. Tampoco el vicepresidente puede aducir que no sabía cual era el comportamiento de los Kirchner, con respecto a la institucionalidad, el manejo indiscriminado de la caja, etc., etc.

Además de los radicales K que lo acompañaron en la concertación integrando el FpV, que retornaron al partido con el, el apoyo más firme lo tiene por un lado a través del presidente del bloque de diputados, Oscar Aguad, el ex senador nacional Raúl Baglini y, por otro lado por los más conspicuos integrantes de la ex Junta Coordinadora Nacional, Enrique “Coti Nosiglia”, Leopoldo Moreau y Federico Storani, precisamente este núcleo es el que fogonea a Cobos para que salga a recorrer el país y lance su candidatura.

Tal como están las cosas a Cobos no se le presentan tan simple como se vislumbraban 60 días atrás, pero aún cuando lograra ungirse candidato ¿Tendrá el acompañamiento de las fuerzas que integran el ACyS? Mucho más complicado todavía, “Lilita” Carrió ya pregonó hasta el cansancio que ella no se sumará a ningún acuerdo con quien jugo para los Kirchner, más moderados en sus expresiones los socialistas se sienten igualmente distante, tampoco se ve a Margarita Stolbizer esperanzada en esa candidatura. A la líder del GEN se la observa mucho más predispuesta a converger en un proyecto que incluya a Pino Solánas, Luís Juez y Hermes Binner. En cambio si la formula fuera encabeza por Ricardo Alfonsín es muy probable un reacomodamiento de las fuerzas que el 30 de junio se presentaron unidas.

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