

PRODUCCIÓN DE BÚFALOS EN EL NEA
23/abr/2015
Un equipo de profesionales del Inta realizó una experiencia en cría de búfalos en campos de Caá Catí y Resistencia. En este número, los primeros resultados en los procesos de cría, reproducción y sanidad. |
El NEA posee una superficie importante de ambientes, que en forma temporal o permanente están inundados, formando cañadas, bañados y malezales que alternan con montes y sabanas con predominio de pajonales. En estas regiones, la principal actividad económica es la ganadería vacuna de cría, con fuertes limitaciones productivas.

En regiones con ambientes similares señalan que la cría del búfalo demuestra una mayor adaptación, con parámetros productivos comparativamente superiores al vacuno. Por lo cual, se presentaría como una alternativa más rentable y competitiva.
Sin embargo, para que la actividad bubalina cumpla un rol importante en el desarrollo territorial, se requiere de un trabajo interdisciplinario que con un enfoque sistémico, permita conocer las variables que determinan las respuestas productivas, con la finalidad de establecer pautas de manejo sanitario, de alimentación y reproductivos, que posibiliten corregir los factores limitantes.
Aunque la cría del búfalo tiene un nicho ambiental para su desarrollo, no se debería descartar la posibilidad de terminar el bubillo en campos de altura. Los antecedentes indican que los búfalos se adaptan a sistemas de manejo intensivos y son excelentes conversores de alimentos fibrosos, alcanzando pesos de faena antes de los 2 años de edad.
Para el trabajo se plantearon como objetivos determinar las variables que influyen sobre el índice de preñez y destete de las búfalas de cría; identificar las variables que inciden sobre el grado de desarrollo reproductivo e índice de preñez de las bubillas de reposición; lograr la terminación de bubillos en sistemas intensivos.
La experiencia en cría bubalina se desarrolla en dos estancias: “La Florencia”, ubicada en Caa Catí, y en “La Raquel”, cerca de Resistencia, Chaco. En La Florencia, se está evaluando un rodeo de búfalas manejadas en un potrero de 459 hectáreas.
El potrero es homogéneo, con una estructura de malezal donde las especies dominantes son ciperáceas que se ubican en los lomos del microrelieve. Al momento de la observación del potrero (13 de mayo de 2014), el nivel del agua era de 50 centímetros, con algunas zonas más profundas. En proporción hay un 70% de ciperáceas, 10% de compuestas y 20% de gramíneas (erectas de bajo valor forrajero).
En “La Raquel” el potrero tiene 360 has, dividido en 8 parcelas. Tiene 3 ambientes definidos, monte, loma y bajo. La disponibilidad de forraje al momento del muestreo (11 de septiembre de 2014), varió entre 2.000 kilos de materia seca por hectárea en el espartillar y 600 kilos en el bajo.
El pastoreo del potrero es rotativo entre las ocho parcelas, con un tiempo de ocupación de 3 ó 4 días por parcela. Algunas parcelas de baja disponibilidad se saltean o se pastorean por menos tiempo. La rotación parece ser muy rápida para la época del año, dado que el descanso sería de 20-25 días.
Manejo de las búfalas
Las búfalas son poliestricas estacionales, su actividad sexual está regulada por el fotoperíodo. La estación óptima de servicio abarca los meses de abril a junio. El largo de gestación promedio es de 315 días, con pariciones desde de febrero a marzo y destete en noviembre o diciembre.
Las variaciones de la condición corporal entre el servicio en el mes de mayo y la palpación rectal en noviembre responden al período de lactancia y es coincidente con la etapa invernal, donde disminuyen la producción y la calidad forrajera de los pastizales. En “La Florencia”, es marcada la caída en la condición corporal. En el mes de mayo, se concentra entre los valores 3 y 4 (90%), mientras que al momento de la palpación, se agrupa mayoritariamente entre 2 y 3 (80%).
En cambio, en “La Raquel” se produce una ligera mejora en la condición corporal de las búfalas. En mayo se centra en el punto 2 (85%), posteriormente esta participación disminuye y se incrementan las búfalas con condición corporal 3 y 4.
Preñeces
Las distintas condiciones corporales, observadas en ambos establecimientos durante el servicio, se reflejaron en el porcentaje de preñez. En “La Florencia”, sobre 96 búfalas en servicio, se obtuvo el 88% de preñez. Mientras que en “La Raquel”, se logró un índice de preñez del 56%, sobre un entore de 235 búfalas.
Los resultados preliminares, sugieren la importancia de alcanzar una condición corporal de 3 a 4 en el servicio, para obtener entre el 70% y el 90% de preñez. En base a la condición corporal al momento de la palpación, que se ubica entre 2 y 3, será necesario que entre el mes de noviembre y marzo, las búfalas incrementen de 1 a 1,5 puntos de condición corporal, para llegar a un estado óptimo en el próximo servicio. Este período abarca los últimos meses de gestación y los primeros meses de lactancia.
Sanidad
Se tomaron muestras de 28 búfalas, vacías al momento de la palpación rectal, para realizar análisis aplicados para casos de merma. Se observa que los animales presentan anticuerpos a neosporosis, con un porcentaje alto de incidencia de la enfermedad. Si bien la presencia de la enfermedad en el rodeo implica un riesgo para la presentación de abortos, se ha demostrado que la infección previa con N. Caninum podría proteger contra el aborto en las sucesivas gestaciones.
Considerando que las búfalas no se suplementan con minerales y que el fósforo es deficiente en la región, se determinó la concentración sérica de fósforo, con un resultado de 5,98 + - 0,82 mg / dl. Este valor podría considerarse normal, tomando como referencia al vacuno.
Fuente: EL LITORAL
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