A partir de la fecha, Pregón Agropecuario va a publicar el libro “LA AFTOSA EN EL SENASA” escrito por el Dr. Rubén Emilio García. La entrega de ese material se producirá quincenalmente, reproduciendo dicha obra capítulo por capítulo, haciendo la salvedad que cada uno de ellos son independientes unos de otros. Cabe consignar que el Dr. Rubén Emilio García es un reconocido médico veterinario de frondoso currículum. A manera de síntesis, corresponde mencionar que como docente fue Profesor de Biología. Inst. Sup. Antonio Ruiz de Montoya. En su dilatada carrera en la función pública se destaca como DT del Centro de Producción animal de Candelaria. MAA Misiones, Jefe del Dpto. de Zoonosis de la Municipalidad de Posadas, Director de Sanidad Animal (SA) Misiones, Director General de Ganadería Misiones, Presidente Comisión Provincial de Sanidad Animal "COPROSA", Representante de la Mesopotamia ante la CONASA. Comisión Nacional de SA, Miembro Ejecutivo de la CONASA, Vicepresidente del SENASA, Coautor del Plan Ganadero de la Provincia aprobado por Decreto. 1176/74 y readaptado en el año 1997 mediante otro Decreto. Jefe de la delegación Argentina para tratar acuerdos sanitarios en Venezuela, Ecuador, Colombia, Paraguay y Uruguay. En el campo gremial, fue Coautor del Estatuto del Consejo Profesional de Veterinarios. En la actividad privada se desempeñó como: Asesor de la Presidencia del ex Banco de la Provincia de Misiones, Asesor del ex Frigorífico El Zaimán, Asesor de la ex Cooperativa Tambera de Posadas, Propietario de las farmacias veterinarias Instituto Veterinario del Nordeste y el Rodeo, Socio del Centro de Inseminación el Rodeo, DT de las Cabañas ganaderas La Candé, La Rosita, San Marcos, Don Marcelo. Asesor ganadero de los establecimientos La Rosita, Anaconda, El Porvenir, Rancho A Contratado por la Cabaña La Candé y de la firma Clara Soto Dassori de Errecaborde para adquirír ganado Brahman de EEUU y Nelore de Brasil. Publicaciones en diarios y revistas: Revista del Cebú, Suplemento agropecuario diario La Nación de Bs. As. Pregón Agropecuario, El Territorio de Posadas, Primera Edición, Red-Vet de España, la Web veterinaria de mayor circulación de habla hispana, El Libertador en Línea y Agromeat entre otros Libros publicados: La Aftosa en el SENASA y el Virus en la Secretaría de Agricultura, Leishmaniasis en Posadas. Oscurantismo y desidia en tiempos sin hidrofobia, Nuestros Años de Sueños y Utopías, Mártires del desatino, Próximo a publicar “Misiones, La república utópica de los Jesuitas” Aldo Norberto Bonaveri
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AL COLEGA Y AMIGO DR. FABIÁN MARTÍNEZ ALMUDEBAR. (Artículo que debía publicar el 6 de agosto pasado en conmemoración del día del veterinario. No lo pude concluir, por eso lo hago recién ahora.
Por: Dr. Rubén Emilio García (*)
En mi libro “La Aftosa en el SENASA, y el Virus en la Secretaría de Agricultura” (2007), prologado por el ex gobernador de mi provincia Misiones, Escribano Miguel Ángel Alterach, relato situaciones y el modelo de política sanitaria idealizada a partir de la democracia reconquistada en 1983. También los aciertos y debilidades del Organismo, el mal humor, los celos, las buenas y malas relaciones entre BUENOS Y MALOS funcionarios, y las eternas internas. Fabián está entre los primeros -los unos-, el Secretario de Agricultura de los noventa entre los segundos -los otros-. Fabián fue de la pléyade de técnicos de la Nación y de las Provincias de aquella época, que dejaron al país con casi 60 millones de cabezas de bovinos vacunados y sin aftosa, toda una gran epopeya. El Secretario neo-liberal de los noventa no lo está, abjuró de sus ideas y se puso al lado de los que redujeron a las actuales 48 millones de bovinos en el país, después de bogar por distintas barcas de la política...
En 1993, el día de los inocentes, brotó un foco de aftosa en Bariloche perteneciente a la región de la Patagonia Sur, en la cual no existía la enfermedad ni se vacunaba. Por tal estatus venía a ser la carta de presentación más importante de la Argentina en el plano sanitario internacional. De manera que la presencia inesperada de la enfermedad resultó una calamidad que salpicaba culpabilidades por doquier. Ergo, los cobardes se comportaron como tales, ídem, el Secretario de la Cartera Agraria. El profesional que más daño hizo a la sanidad animal en el país. El mismo señor que fuera ferviente cafierista, luego devoto menemista, posteriormente soldado duhaldista, para recalar finalmente en las huestes kirchrnerista. Pero ahora, después de manifestarse disidente, confiesa ser admirador de Massa y por eso está a su lado.
Mientras el entonces Secretario despotricaba en su escritorio sin mancharse el traje, Fabián asumía como jefe del ejército sanitario en Bariloche, comandando a la tropa de técnicos del SENASA, quienes raudos partieron sin vituallas, sin combustibles ni viáticos, pero con sus tarjetas de créditos al día, financiando de ese modo al Estado, cuyos gastos le fueron reconocidos cuatro meses después.
La máxima autoridad en la Gerencia de Sanidad en el país de aquella época, Dr. Fabián Martínez Almudebar, procediendo a enterrar cerdos sacrificados por aftosa, en una porqueriza en Bariloche. Aquí se inició la enfermedad. A su lado observando la coordinadora Dra. Claudia Martínez, y otros técnicos y operarios del SENASA. Actualmente Fabián reside en Salta.
Y ya cerrando el final del capítulo del libro, en la cual describo detalladamente aquel in suceso barilochense, dedico un párrafo a Fabián por su entereza y convicción de mando, y comienza así:
“Mención aparte merece el conductor del aquel grupo sanitarista, el gerente de Sanidad Animal, Dr. Fabián Martínez Almudebar, autor intelectual de toda al campaña y su ejecutor impecable. Siempre lo asocié como a un estratega de escritorio, pero en el frente de lucha demostró su valía sorprendiendo a todos”. Veamos porqué.
Antes, hay que imaginar el lugar y tener una idea de la dimensión del operativo. Un inmenso campo de batalla semiárido e inhóspito, donde pastaban miles de víctimas expuestas al ataque en enormes potreros de hasta 3 mil hectáreas o más.
Los virus de la aftosa, enemigos invisibles, son terroristas sin horas ni días fijos de combate. Unos atacan aquí, otros a los costados o por la retaguardia, y sin ton ni son allá lejos, a kilómetros del primer foco, asaltan un potrero esquivando a otros sanos.
El nefasto virus atacaba implacable en distintos lugares a la vez, dispersando la tropa de técnicos y operarios. En cada sitio de enfrentamiento se montaba la escenificación del sacrificio de animales: mezcla de máquinas viales, víctimas, operarios, gendarmes, técnicos, secretarios de actas y peones del lugar.
Por otro lado, el pequeño ejército del SENASA tenía su base de operaciones en la humilde oficina regional, llenos de mapas marcados con puntos referenciales. Un verdadero vivaque operativo de mucho movimiento y donde se planifica la estratégica defensa, el reporte de novedades y los partes con intrusiones y órdenes.
A pesar del despliegue y los días transcurridos, no se podía frenar la invasión y la desazón cundía en el grupo. Las señales en los mapas indicaban la continua dispersión del mal y el peligro de expansión amenazaba a las provincias del sur y a los establecimientos Benetton, propietario de interminables campos cargados de miles de ovejas en pastaje. Si eso ocurría, la desigual lucha terminaría en desastre total.
En esa etapa crucial el comando decidió pasar de la defensa al ataque, vacunando desde la periferia más alejada hacia los núcleos difusos del combate. Para concretar “el operativo vacunación” disponían de excelente tropa, muy buenas vacunas, -mérito de los laboratorios argentinos- y del conductor apropiado. Y ganaron la batalla.
Aclaración: La vacunación, por acuerdo sanitario con la Organización Internacional de Epizootia (OIE), está prohibida realizarla en las zonas reconocidas como libre de aftosa sin vacunación, e indica que deben eliminarse los animales enfermos y no infectados del potrero donde apareció la enfermedad, como también los sanos de los lindantes, por cuya razón el sacrificio, en ese momento, superaba la friolera de 12 mil cabezas. Esto es así, porque una vez controlada la enfermedad con este sistema, el estatus perdido se recuperará a los seis meses, de lo contrario, pasarán largos años para lograrlo nuevamente. Entonces se entiende que si la enfermedad continuaba expandiéndose, con seguridad toda la Patagonia Sur se hubiera quedado sin animales debido a la matanza obligada. De ahí que la decisión fue audaz, temeraria y acertada del solitario y decidido General, que utilizó las nuevas vacunas oleosas que no tenían antecedentes de aplicación en este tipo de epidemia; y en conclusión, como yo, razonablemente me identifiqué con su accionar, indudablemente pertenezco al grupo de los unos.
(*) Ex Vicepresidente del SENASA