

REEDICION – Las pseudas Cooperativas dañan al movimiento
23/jun/2013
Desde la constitución misma de esas entidades se presentan situaciones predisponentes a la desnaturalización. Ello ocurre porqué se adolece de condiciones primordiales para coronar exitosamente un proyecto cooperativo. |
Por: Aldo Norberto Bonaveri
@AldoBonaveri
@PregonAgro
El Cooperativismo es el movimiento socio-económico más importante del mundo, en sus filas se nuclean más de 1.000.000.000 de asociados; si tenemos en cuenta que en la mayoría de los casos reviste tal condición el jefe de hogar, podremos suponer su real dimensión.
A través de las distintas disciplinas en las que han incursionado las cooperativas en todo el planeta, se han dado respuesta en un sinnúmero de requerimientos comunitarios y, solucionados problemas irresueltos por empresas privadas o diferentes gobiernos. Esta realidad se puede corroborar a través de múltiples ejemplos, tanto en países desarrollados como emergentes.
No obstante, las bondades del sistema y la fortaleza de la doctrina, no alcanzan a garantizar el éxito de un emprendimiento rotulado de “cooperativo”, cuando el propósito con que este se desarrolla desvirtúa la esencia y razón de ser del movimiento.
En los últimos años, están proliferando en nuestro país la creación masiva de pseudas cooperativas de trabajo, las que evidenciando un funcionamiento viciado, a la postre ocasionan un serio daño al sistema, habida cuenta que buena parte de la sociedad (la que no conoce como es el armado de esas organizaciones y el móvil que persigue) es propensa a asociar reprochables procederes con falencias del sistema.
Desde la constitución misma de esas entidades se presentan situaciones predisponentes a la desnaturalización. Ello ocurre porqué se adolece de condiciones primordiales para coronar exitosamente un proyecto cooperativo: falta de formación doctrinaria de sus integrantes, carencia de algunos de los principios y valores substanciales del movimiento; pero sobretodo la marcada dependencia del poder político, que trastoca esfuerzo propio y ayuda mutua en clientelismo y subordinación.
Es importante diferenciar correctamente lo que es un emprendimiento asociativo, (como es el caso que me ocupa), de una autentica cooperativa, aquellas tienen de estas sólo la identificación legal, pero distan mucho de obrar como tales. Las organizaciones creadas con designios solapados no tienen garantizada su vigencia más allá del gobierno que las erigió; las legítimas cooperativas perseveran principalmente cuando se constituyen con propósitos nítidos y, surgen de abajo hacia arriba.
En nuestro país hay innumerables ejemplos de exitosas concreciones de economía solidaria, no obstante el movimiento cooperativo aún no ha explotado todo el potencial que posee, seguramente con reglas de juego que no condicionen su proyección, “el gigante dormido” estará llamado a contribuir en mayor medida a mejorar la calidad de vida de muchos argentinos.
Dentro de los logros alcanzados por el movimiento, corresponde destacar la relevancia que han tenido verdaderas cooperativas de trabajo, desempeñado un rol primordial en la recuperación de empresas quebradas y el sostenimiento de las fuentes laborales.
Los fundamentos cooperativos están bien definidos en la legislación vigente: "Son asociaciones constituidas libremente, sin fines de lucro, por personas inspiradas en la solidaridad, con el objeto de brindarse ayuda recíproca frente a riesgos eventuales". Bajo esas premisas se han esparcido a lo largo y lo ancho del territorio nacional, adquiriendo protagonismo en distintas rubros: servicios públicos, producción, consumo, servicios sociales, vivienda, trabajo, salud, etc.
En contraposición a la esencia de las reglas del mutualismo y a los principios cooperativos, desde el Estado se han creado aparentes mutuales financieras, que incluso colisionan con las normas del Banco Central, como así las denominadas “cooperativas” articuladas desde el Ministerio de Desarrollo Social, con implícita misión de militancia política partidaria.
Es un “secreto a voces” que la Confederación Nacional de Cooperativas de Trabajo “CNCT”, desarrolla actividades partidarias, contradiciendo la neutralidad que estipulan los preceptos cooperativos, su accionar está íntimamente ligado a “Kolina”, (agrupación que responde a la ministra Alicia Kirchner). Cabe consignar que el 25 de mayo, para la conmemoración de la “década ganada”, la propia CNCT hizo circular fotografías de la nutrida columna, compuesta por unos 1.000 militantes enrolados en esas pseudas cooperativas, ataviados uniformadamente, al más puro estilo sindical desplazándose en las adyacencias de Plaza de Mayo.
Resulta pertinente indicar que con el mismo impulso que se multiplicaron dichas organizaciones, se sucedieron también las denuncias en torno a discrecionalidad y falta de control. Para comprender mejor el énfasis puesto en la creación de estas entidades se impone comentar que durante 2011 se crearon 1.777 “cooperativas” de trabajo, cifra que se desdibuja al verificar que el año pasado se fundaron 6.022 de la misma naturaleza en todo el país; de estas, 3.825 corresponden al primer Estado argentino. Actualmente en el territorio nacional suman alrededor de 26.500 las asociaciones de ésta índole.
Pese a la propagación indicada, dirigentes sociales no encolumnados con el oficialismo, indican el trámite de inscripción en el Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social “INAES” no tiene la misma celeridad que cuando la iniciativa parte de militantes adictos; en tal sentido los reclamos son múltiples y reiterados.
Para solventar el programa “Argentina Trabaja” el Ministerio de Desarrollo Social eroga alrededor $ 5000 millones anuales (según lo adjudicado en 2012). Para acceder al plan es condición “sine cuan non” incorporarse a una cooperativa de trabajo. Generalmente se trata de personas vulnerables, que a través del mecanismo establecido trabajan en obras de pequeña envergadura e interés comunitario (reparación de plazas, calles, veredas, etc.) El emolumento mensual total asciende en el mejor de los casos a $ 2.000 (salario, productividad y presentismo)
En virtud de lo expresado desde un tiempo a esta parte los cuestionamientos al INAES se van acrecentando; dicho ente tiene una responsabilidad conferida por la Ley de Cooperativas 20.337; la citada norma le otorga la potestad de ser el organismo del Estado procurador de la promoción cooperativa; entre sus obligaciones, como a su deber inexcusable de cumplir y hacer cumplir el espíritu de tal legislación, la que no contempla discriminación alguna, menos aún si se trata de cuestiones de naturaleza político partidario, la que como ya señalé anteriormente, en la génesis misma del cooperativismo recalca la neutralidad.
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