UN TEATRO SIN TRANSPARENCIAS
30/ago/2010
Un círculo vicioso que se retroalimenta peligrosamente y que –gracias a las estrategias del poder económico- redirecciona el problema, deviniendo en este momento en un claro antagonismo: el gobierno y… los otros.
En el teatro de escenario, los actores se basan en un texto dado llamado libreto. En los negocios y en la política, el texto se transforma en discurso. En ambos casos, son instrumentos para describir realidades y específicamente para crearlas. En la escena actual de la fruticultura de la norpatagonia, las voces de los múltiples actores -con contradicciones y semejanzas equívocas- contribuyen a la instauración de un clima de confusión que terminará –de no actuar rápidamente y con responsabilidad- favoreciendo, como siempre, al eslabón mejor posicionado.
En primer lugar, el homogéneo discurso empresarial, constituyéndose en marco argumentativo de resultados económicos para la temporada 2009/2010, tiende a legitimar la “arraigada injusticia distributiva”. Mientras que, por otra parte, algunas pronunciaciones del sector productor independiente -funcionales al poder económico- potencian el mismo argumento que los condena, simultáneamente otras del mismo medio intentan equilibrar el sistema.
En cuanto al discurso que se genera en el espacio político, su alto contenido de promesas funda en la mayoría de los actores la sensación del eterno volver a empezar. La constante dilación de las soluciones estructurales y de las responsabilidades reduce y eterniza el conflicto de base a dos tipos de actores: las empresas y… los otros. Un círculo vicioso que se retroalimenta peligrosamente y que –gracias a las estrategias del poder económico- redirecciona el problema, deviniendo en este momento en un claro antagonismo: el gobierno y… los otros.
Esta pluralidad en los discursos que atraviesan el escenario frutícula no se desarrolla en una soñada armonía y en tono de comedia con final feliz. Las contundentes y homogéneas proclamaciones del poder económico sensibilizan a un sector de los productores, los dispone como colaboradores involuntarios y logran un doble efecto: que intensifiquen el reclamo hacia los gobiernos (sin sanear las relaciones entre privados), y a su vez, convencerlos que “por causa de la crisis” las liquidaciones “tienen que ser bajas”. En otras palabras, el objetivo de la campaña es disminuir el nivel de expectativa en los productores y redireccionar el reclamo hacia los Estados nacional y provinciales.
Mientras lo expresado anteriormente –crisis extrema- se va desarrollando en el teatro de las ideas, en el territorio se verifica lo contrario: el número de hectáreas que están en manos de empresas exportadoras se acrecienta diariamente, y las crisis declaradas no condicen con el incremento de alquileres y/o compra de chacras. Cabe preguntarse entonces si las razones que llevan a los empresarios a extender sus hectáreas de producción -a pesar de producir con costos más altos que el productor independiente- se debe a ciertas seguridades que nacen del “fuera de escena” (especialmente en un año pre-electoral), o si la variable costo-beneficio a futuro determina que el “golpe a productores” es conveniente darlo en este escenario de dólar subvaluado e inflación que produce escozor (y que hace creíble cualquier argumento). Nada más útil entonces, que recurrir a la dramatización exagerada.
Posiblemente un negocio con menos actores sea sinónimo de menos conflictos y, como consecuencia, de mejores condiciones de negociación con los gobiernos. Ello justificaría la decisión de algunos grandes empresarios de preferir los mayores costos que implica integrar toda la producción primaria.
En la escena del momento, no sólo los productores independientes serán “golpeados” nuevamente, sino que también se ubican en el círculo mortal los pequeños empresarios -que no son exportadores directos- y que terminan siendo muy afectados por la crisis de transparencia en los ineludibles “cuellos de botella”, no contando con “espaldas” para sobrellevar la situación. La disputa entonces, en este escenario que se va perfilando, estaría dada entre las empresas exportadoras por apropiarse de más y mejores tierras. En estas condiciones de máxima concentración* y un alto porcentaje de extranjerización de la economía frutícola, la teoría del Señor Heinz Deprez (Expofrut) podría ser válida: “la transparencia no es un problema”.
* La producción primaria se realiza en un total de 57.000 has implantadas involucrando unos 4.500 productores activos y tan sólo el 6% de los mismos poseen el 38% de la superficie.( Fuente: PFI )
A pesar de no tener cifras oficiales actualizadas, se sabe que hoy, la concentración es mayor.
Cipolletti, 29 de agosto de 2010
FEDERACION DE PRODUCTORES DE FRUTA DE RÍO NEGRO Y NEUQUÉN