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Imprimir esta páginaEnviar este artículo por E-mail, a un AmigoA ANTILÓGICA
23/mar/2014

Así, en condiciones internacionales casi extraordinarias, la producción argentina de alimentos sigue estancada y así seguirá en tanto y en cuanto no se liberen las exportaciones de alimentos

Por: Susana Merlo

Contra toda expectativa, y a pesar de los sucesivos fracasos, el Gobierno insiste en “profundizar” el modelo, y continúa redoblando la apuesta acercándose peligrosamente a un final cada vez más incierto.

Es que falsear datos ya no sirve. No alcanza.

Por estos días se asiste a la proliferación de cifras (abultadas) sobre la próxima cosecha, tal vez con la infantil idea de que el mercado, ante la posibilidad de grandes ingresos de divisas por exportación, tranquilice la presión sobre el dólar.

Y eso, tal podría suceder, pero si los volúmenes esperados realmente fueran ciertos, lo cual es casi imposible considerando la superficie sembrada, el nivel de insumos utilizado, los inconvenientes climáticos que atravesaron los cultivos durante buena parte de su desarrollo (y aún hoy), y hasta los ataques de plagas y malezas que afrontaron. Ahora, con temperaturas mucho más frescas adelantadas, y hasta con la posibilidad de alguna helada temprana, nadie seriamente se animaría a decir que se puede lograr algún récord de nada.

Para colmo, están los antecedentes de campañas anteriores, como la 2012-2013 cuando, de golpe, en las cifras oficiales apareció entre otras irregularidades, un millón de hectáreas más sembradas y cerca de 9 millones de toneladas más de cosecha de maíz que, obviamente, nunca estuvieron.

Pues lo más probable es que ahora tampoco. Pero algunos funcionarios estiman que así ganan tiempo. Patean para adelante. Otros, prefieren ni darse por enterados. Y otros, los más, realmente ni lo saben.

El problema mayor es que, en tanto y en cuanto no se remuevan la serie de frenos que tiene la producción agropecuaria, con intervención de mercados, precios alterados, falta de financiación, inestabilidad de la reglas de juego, y todo el paquete ya bien conocido, entonces no hay posibilidades de proyectar la próxima campaña que debe comenzar en apenas un par de meses.

Es imposible una inversión de U$S 10-12.000 millones anual, como los que se requiere solo para el cultivo de los principales granos, en las condiciones en las que se está desarrollando la economía doméstica.

Pero si no es ahora, entonces cuando?.

Si la idea del Gobierno es mantener este esquema hasta su último día, y eso es en diciembre de 2015, deberá pensarse entonces en un despegue agrícola recién a partir de la cosecha de 2017, ya que la 2016 se habrá sembrado aún bajo el ejido de la Administración Kirchner.

¡Gran problema para el próximo presidente…!

Es decir que, dados los tiempos de la naturaleza y las características de la actividad, se trata de 3 años…

¡3 años más!

Al margen de que es imposible ya justificar semejante pérdida de tiempo, también se va a hacer muy difícil para los productores y para las empresas proveedoras de insumos del sector, sobrellevar semejante lapso. Dicho de otra forma, si ese es el caso, entonces habrá que esperar más desaparición de grupos comerciales, como ya viene ocurriendo con los pools de siembra, frigoríficos (cerraron más de 150), usinas, molinos, grupos de maquinaria agrícola, contratistas, y hasta transportistas.

Eso significa, ni más ni menos, un gran parate en buena parte del país (más allá de la General Paz), aumento de la desocupación, y freno a la actividad económica de la mayoría de los pueblos del interior.

Así, en condiciones internacionales casi extraordinarias, la producción argentina de alimentos sigue estancada (leche en 10.000 millones de litros hace más de 10 años; cosecha de granos alrededor de 95-98 millones hace más de 6 años, etc., etc), y así seguirá en tanto y en cuanto no se liberen las exportaciones de alimentos (carne, leche, trigo, etc.), ya que las posibilidades argentinas exceden holgadamente la demanda doméstica en casi todos los rubros.

De modo que, si no se va a exportar, entonces no hay por que producir más, y eso es lo que está ocurriendo…

¡Lamentablemente, en Argentina sigue funcionando la antilógica…

Fuente: Campo 2.0

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