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Imprimir esta páginaEnviar este artículo por E-mail, a un AmigoLA SOJA Y LAS ENSEÑANZAS QUE DEJAN LOS MERCADOS
13/jul/2014

La soja no deja de caer. El valor de la oleaginosa comenzó una estrepitosa caída que ya está generando una devaluación de las existencias retenidas. El primer perjudicado es, como siempre, quien más riesgos asume: el productor.

Por: Juan Ignacio Lozano (*)

Posiblemente, el valor actual de la soja y las previsiones que al respecto se hacen, provoquen que muchos tenedores se vuelquen a vender sus existencias para no seguir perdiendo y para financiarse para la próxima cosecha. Así como hace un tiempo, las perspectivas de suba en el valor del poroto eran un incentivo a no vender, hoy, la posible continuidad en la caída de su precio es un motor para que la venta sea la mejor estrategia.-

A corto plazo todas las previsiones hablan de un fin del “veranito sojero” provocado por el aumento en la superficie sembrada en EE.UU y las buenas condiciones que se están dando lo cual, generaría un mayor volumen de negociación y una consecuente reducción del precio. Todo sumado a que el gran demandante del mundo –China- ya tomó una posición fuerte, que provocó el aumento de precios oportunamente con lo cual, su demanda tenderá a estabilizarse. Esto en el marco internacional. En el plano doméstico, la cosecha de soja fue muy buena y esto también genera presión a la baja. De este modo, y con este panorama, la mejor estrategia sería vender los stocks y evitar futuras caídas de precios. Esto va a traer aparejado un aumento en la recaudación fiscal –vía retenciones- y una entrada de divisas que al BCRA le van a servir para capear la situación económica que desde hace un tiempo, en el plano cambiario, es bastante delicada. Pero claro, todo tiene su precio. El ingreso de divisas va a generar una expansión monetaria que va a obligar a las autoridades a esterilizar con más firmeza. Esto es, cuando algún exportador vende bienes en el exterior, el BCRA le paga, al tipo de cambio oficial, en pesos. Esta “conversión” hace que ingresen a la economía doméstica pesos que deben imprimirse a tal fin. De este modo, si se pretende “doblegar” la inflación, el BCRA deberá “sacar” del mercado esa masa monetaria a través de las distintas herramientas de esterilización que posee pero que, a esta altura, están ciertamente desgastadas por el frecuente uso intensivo que se les está dando. La más importante fue la suba de tasas, que, al promover inversiones financieras más tentadoras hace que mucha gente decida depositar sus “excedentes” dinerarios a plazo para obtener una renta. Esta herramienta, por ejemplo, es como un motor que devora cada vez más combustible. Está “gordo”, porque, al ritmo inflacionario actual, los inversores, cada vez le “piden” más rendimiento a sus depósitos(léase “tasas más altas”). Por lo que, obviamente, este es un mecanismo que tiene sus limitaciones.-

Lo cierto es que, lo que está pasando con la soja, es lo que pasó siempre en los mercados granarios. La estacionalidad que tienen estos mercados se debe a los grandes “actores” que tienen incidencia por los volúmenes que comercializan generando “inestabilidades” previsibles que no todos pueden tolerar. Es decir, el silo bolsa vino a darle al productor mayor capacidad de negociación por que puede, en caso de ser conveniente, esperar a que los precios se ubiquen sobre su “piso económico de producción”. Pero eso solo no basta. Las necesidades financieras hacen que muchos tengan que vender aunque no sea lo más conveniente. Por eso es necesario cambiar el rumbo pendular de las políticas económicas y trazar objetivos “estructurales” de largo plazo. Generar incentivos y promover estrategias productivas y de financiamiento de la empresa agropecuaria para que las pequeñas y medianas empresas rurales puedan tomar posiciones de cobertura sin llegar a situaciones de ahogo que las obliguen a vender su producción cuando los precios están deprimidos. Esto genera más concentración en los eslabones sucesivos lo cual, con esta dinámica, fortalece el poder de los comercializadores en detrimento de los productores, que son quienes toman riesgos y realizan los mayores esfuerzos. Esta es una materia pendiente, para el Gobierno, que debe generar un marco de mayor transparencia y condiciones estables de producción pero también para las Instituciones Intermedias vinculadas al sector agropecuario, que deben capitalizar estas falencias para sintetizar de otro modo las necesidades del productor y defender su posición, sabiendo que el sector agroproductivo será uno de los actores más importantes del mundo que se viene, donde habrá más gente a la que darle de comer, con índices de pobreza que, en general, no han caído lo que sí ha aumentado la producción de alimentos. Los productores también deben recoger el guante y aprender de la coyuntura. La producción agropecuaria debe estar basada en la lógica económica y en una ética de la producción que tenga un marco, fundamentalmente, de sostenibilidad. En este aspecto se ha avanzado mucho, pero resta capitalizar las consecuencias de las malas políticas y de los errores estratégicos que se han cometido. El productor también debe aprender a explotar su empresa con un criterio más economicista y no exclusivamente productivo. La tarea es de todos.-

(*) Lic. en Economía
Consultor en Agronegocios “Ideas&Economía consultores”


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