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Editoriales y Columnas
 
Imprimir esta páginaEnviar este artículo por E-mail, a un AmigoEn el cómo, empieza la política
14/ago/2019

(o la falta de ella)

Por: Dr. Roberto Fermín Bertossi

Los conocemos, los elegimos y los padecimos durante los últimos treinta años, desde aquel Carlos Saúl Menem en 1989 a la fecha.

No vinieron a servir sino a servirse de nosotros, sembrando división, empobrecimiento, postergación e indignidad.

No queremos negociar, ni con corruptos ni con mentirosos que ante nuestras propias narices nos estafaron y se burlaron del pueblo, impunemente.

De acuerdo, pero ¿Cómo se logra eso?

Ahí, en el cómo, empieza la política o queda en evidencia la falta de ella. No basta anunciar lo necesario, la política hace que lo necesario sea posible y que éste se transforme en realidad. No es buen médico quien rechaza la enfermedad y proclama la salud pero ni cura ni sana.

En Argentina hay centenares que se consideran grandes políticos porque proclaman rotundamente la obvia necesidad de salir de gobiernos criminales, corruptos e ineptos, sin contaminarse en negociaciones… ¡salir de todos, castigarlos y sustituirlos con un gobierno democrático republicano impoluto. Perfecto!

¿Quién cree que esto no debe ser aplaudido?

Pero resulta que este buen anhelo sin “un cómo” resistentemente posible y creíble, sin política, puede resultar una ilusión de aparente visión superior y solución impecable, pero al fin venenosa siembra de la anti política. Es como el médico ilusionista que no opera, ni da tratamiento, ni cura, pero proclama rotundamente su verbal repudio a la enfermedad.

Cambiar este ´infierno argentino´ por una sociedad humana digna, equitativa, igualitaria, trabajadora, unida, hospitalaria, cercana y pacífica, es hoy una tarea más que difícil: ¿Cómo hacer para que esa necesidad se convierta en efectiva posibilidad y ésta se transforme en realidad? En el cómo empieza la política y el diálogo dialéctico entre la muy negativa realidad y el ideal de la sociedad alternativa que queremos. Convertir el mal reinante en bien es tarea muy exigente, dura y difícil… ¡el animal político no se torea desde las gradas sino jugándose la vida frente a los cuernos del animal!

Este terreno político, donde se juegan ilusiones, falsas promesas y partos difíciles, es ideal para embaucadores ambiciosos, pues la política es el reino del poder y quien se apropia del Estado conquista la llave para disfrazar de bien común sus ambiciones individuales. Las mayores propuestas políticas empiezan con la frescura y brillo de los grandes ideales sociales; luego viene la frustrante metamorfosis donde vemos con horror cómo algunas de las mariposas más bellas y atractivas se convierten en asquerosos gusanos que se arrastran y engordan en el estercolero. En las tres últimas décadas (1989-2019) - como pudimos- soportamos periodos de seudolíderes transformados en gusanos de la política; algo más triste y escandaloso aún que lo visto antes en partidos o tiranuelos decadentes.

Cuando volveremos a ver y disfrutar el servicio de auténticos políticos honestos, dispuestos a sacrificar su comodidad y su vida (vg., Sarmiento, Irigoyen, Illia o Frondizi) para que el cambio necesario se haga realidad. Hoy mismo claman por ello centenares y miles de jóvenes (y no tan jóvenes) que con su familia han perdido la paz, la vida (Vg., las explosiones de Rio III, decenas de argentinos muertos en 2001, la Tragedia de Once, 2012, etc.), el trabajo, sus legítimas expectativas, su propia dignidad y mucho pero mucho más.

La política nunca admitió privilegios ni prerrogativas personales. Precisamente fue concebida por los griegos como servicio, como carga y distinción cuyos requisitos son ´virtudes y bondades´

Por estas horas, los absurdos, angustiantes y anárquicos momentos que vive una argentina atrapada por el cínico eufemismo de las P.A.S.O., reclama un urgente acuerdo público y concreto de corresponsabilidad histórica entre los líderes políticos emergentes que alcance consenso y previsibilidad sobre la aguda incertidumbre que orbita aspectos básicos y cuestiones centrales en crisis, para concretar sin demora la mejor salida de este gravísimo atolladero (con alta vocación de caos) e ir finalmente a otra Argentina democrática y próspera con oportunidades de vida y comida para todos.

Es el único camino sensato para hacer posible lo necesario e impedir el fracaso de la transición y de la reconstrucción. Sin dudas, es un grave obstáculo la pereza y los amañamientos políticos que evaden el cómo y no quieren integrar la pluralidad política en una tarea superior. Para llevar todo esto adelante se necesitan dirigentes generosos y sacrificados, sin resentimientos ni venganzas, con espíritu patrio, dispuestos a callar… listos para “hacer”, mancomunadamente.

Nos llegó la hora, una hora crucial que torna también imprescindible que millones de argentinos nos preguntemos qué hago y qué puedo hacer yo para que mi Patria posible y necesaria, democrática y próspera, con oportunidades de vida buena para todos, se vaya haciendo palpable y ecuánime realidad.

Finalmente entonces, es la hora de sumar y aglutinar fuerzas para hacer valer nuestra verdad democrática frente a las tropelías de la improvisación, de la incompetencia y de la corrupción; es el momento propicio para sumar todas las fuerzas morales y democráticas, todas las “presiones” civiles ciudadanas para que cese cuanto antes la actual crisis nacional en todas las dimensiones del país: política, económica, monetaria, mediática, de alimentación, de cobijo y salud, de educación, de ciencia, tecnología y de servicios públicos, de trabajo decente y de jubilaciones dignas, de transparencia y solidaridad, de convivencia y de amistosa unión nacional.

(*) Investigador Cijs / UNC

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